“San Francisco de Mostazal viene más liviano. El año pasado las cerezas de la variedad Lapins que tengo rindieron 26,5 toneladas, esta temporada están en torno a las 15 toneladas por hectárea, es un número cercano al promedio histórico”, sostiene John Botto, productor de la zona precordillerana de San Francisco de Mostazal, en la Región de O’Higgins.
Botto partió cosechando cerezas la semana pasada. Durante esta temporada, en el huerto deberá usar el ingenio para hacer frente a la falta de trabajadores y deberá meterse la mano al bolsillo por el alza de los sueldos. Una vez que su fruta llegue al packing, deberá asumir costos más altos en bolsas y cajas de cartón.
Sin embargo, el agricultor californiano avecindado en Chile es optimista. “Como tenemos una carga menor que el año pasado, se ven calibres más grandes. Estoy feliz por la calidad”.
Como el resto de los productores de cerezas, Botto se juega un año de trabajo en las próximas semanas. El rubro viene de dos años afectado por cierres temporales del mercado chino producto del coronavirus. Precios que se han ido a pique justo en las semanas de mayores ventas golpearon los bolsillos de los agricultores, exportadoras e importadores.
Toda la industria de las cerezas necesita de un año tranquilo para recuperar las energías. Hasta ahora, todo avanza sobre ruedas en los huertos. A diferencia del cosechón del año pasado, esta temporada la producción está dentro de los promedios históricos. Esto es una ventaja, pues las altas cargas por hectárea se asocian a frutas de menor calidad.e de 2021
Fuente: El Mercurio Campo 16 de Noviembre 2021