Esto se transformó en una tremenda amenaza para cientos de hectáreas de frutales, las que de una u otra forma se vieron expuestas durante largos periodos de tiempo a temperaturas muy superiores a las ideales para esta época.
Diseñar una estrategia que incluya la realización de un adecuado manejo del riego y el uso de herramientas y técnicas que propicien el crecimiento de las raíces y la protección del follaje y los frutos, resulta fundamental para disminuir potenciales daños en el huerto.
Fuente: El Mercurio Campo 25 de Febrero de 2019